Il Delirium Tremens

¡Salud! Porque ya no te necesito:
Retírate del marco frío de oro y plata
que preservaba tu sonrisa en el retrato.
Huye: Como el olor de la vainilla en tu cuerpo
y el de la orquídea en tus enaguas
a los pies de aquellas sábanas
en las que nos mentíamos tanto amor.
Corre: Como el sabor de una astilla gruesa
pasando en la garganta después de besarte
y al final no hallar más remedio que decirte adiós;
Adiós, mariposa de seda, y ¡Salud!
No te detengas, ni en la copa del árbol
Ni en la broca que teje un nido de ilusión.
Adiós, corteza de roble antiguo y seco
Del que el otoño no tuvo clemencia.
Adiós, lágrima seductora, fría y pesada
Cual vaso de whiskey previa abstinencia.
No has de quedarte. ¡Salud!
Vacíate de mis venas desgarradas
Junto con el veneno que dejaste,
márchate tan pronto amanezca
como se ha marchado ya mi candor,
no intentes más quedarte en mi pecho;
Si tanto es el daño que nos hemos hecho
Escurre a medida que lo hace mi sangre
Pintando el trazo último en aquel bosquejo
Del intento fallido para que resultara el amor…
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