Pequeña criatura de manos negras, de cuerpo delgado, ¿qué haces entre los desechos, miserias de las personas a las que no les interesas?. Lo sé, buscas, husmeas sobre el basural solo para encontrar algo parecido a un alimento.
A nadie le inquieta saber tu necesidades, si vives en villas, en plazas o si duermes bajo un hoja de diario y reposas sobra en un colchón de cartón amontonado.
Sobrevives a las indiferencias y con inocencia todavía rastreas un poco de pan. Sabe Dios si lo encuentras el festín que tus ojos profundos demuestran y la sonrisa que dibujas en el rostro por saber que ese día meriendas.
Y no te rindes, no te acobardas; temprano a diario abres bolsas, sacudes cajas, investigas las sobras, soñando algun día disfrutar de un merecido banquete.
Cuántos hay como tú y a nadie le conmueve a nadie le importa.
Recolectas botellas, cartón, papel y sin saber de negocios haces un trueque, pequeña figura de hombre en verdad.
Pies descalzos, poco abrigo y una panza en lo interior haciéndote mucho ruido.
Allí te ví, no hace mucho, sentado en el cordón de la vereda ,mirando al cielo, el cielo inmenso como soñando que caiga un ángel de las nubes y te salve la vida y te de tu banquete y te cubra los pies y te llene las manos y te quite los ruidos desesperados que el hambre te causa.