Déjame volar hasta tu alma,
que habla de tí, sin palabras,
que te nombra y te sueña cada mañana,
que navega entre mis sueños casi ahogada.
Déjame, y te amaré callada,
abrazándote sin decirte nada.
Déjame correr a buscarte, y besar tu mirada,
acariciar tus labios, que tanto me llaman,
sentir tus manos al caer sobre mi espalda,
saber que aún existes, después del alba.
Dejame, y te regalaré una luna insensata,
mi sonrisa, un paraiso, y la eternidad soñada.
Déjame sentir, lo que se me olvidaba,
volviendo hacia mí, recordando vidas lejanas,
desesperadamente, locura simple e inacabada,
de dos corazones, que eternamente se buscan y aman