MI CADAVER FRENTE AL MAR

MI CADÁVER FRENTE AL MAR

“Soy el muerto con un alma viajera que se resiste olvidar el olor de los humanos”.

Por: M. Ebratt

“Soy esas almas fugitivas que lloran con tristeza el patio de su infancia”.

Por: M. Ebratt.

Que triste cuando los destellos del mundo languidecen,

el alma se nos hace oscura.

Las imágenes de seres que siempre nos amaron se hacen borrosas,

solo nos queda una mirada fija.

Un frío tiránico nos asalta nuestro cuerpo vencido,

las ideas se arremolinan.

Siento con dolor infinito que la historia termina conmigo,

pronto estaré en la morada de los recuerdos.

Ya no veré con pasión infantil el anchuroso mar,

menos el vuelo erótico de las gaviotas.

Aves seductoras que han incubado extraños horizontes de asombros,

no veré jamás el barco que se pierde en la bruma.

Mis oídos sordos no escucharán las cornetas de los barcos que atracan,

menos la lluvia que cuaja en lontananza.

Mis ojos ciegos sufren la espesa oscuridad que taladran la razón,

no escucho a lo lejos los gritos de los pescadores.

La imaginación me trae a la mente el rostro de mujeres lascivas,

viajeras que calman la pasión del hombre.

La vida después de la pasión es un reposo de armonía celestial,

el coito es una forma de salvación humana.

Reparo rápido en la memoria la historia del viejo muelle,

también el canto de las aves apareando.

El mar a lo lejos nos trae el milagroso grito de la vida,

el mar es un diálogo profundo.

Llevo en el alma el golpe de las olas y una piel de sal,

soy del vientre de los peces.

Recuerdo las leyendas de Homero y las sirenas testigos de mil batallas,

cantos que embrujaron la razón.

Ese mar de piel erizado es una biblioteca acuática de la historia,

son libros de rumor y espumas.

El encrespado oleaje esconde los viejos combates y oculta los enigmas,

el es un testigo callado.

Eres mar de mil rutas de amores y cantos de salomas marineras,

oh, pubis de viejos tiempos.

Cuantas capitales y naciones besan tus labios de playa con un erotismo que altera la piel de la arena,

eres mar de sexo infinito.

El abuelo decía que el mar era una vulva  de mil colores,

vellosidad de arrecifes y corales.

Los ríos la penetran en orgasmos infinitos y con la inocencia del niño,

el bálano del río se mezcla con la espuma.

Mi padre frente a Costa Azul habla de un mar de alma lasciva,

orgasmos como un rugir de olas.

He sido siempre hijo del mar y del vientre de una madre porteña,

llevo en el alma el oleaje y el arrecife.

Quiero una tumba en forma de ostra frente a este mar milenario,

como la tumba de Ezra Pound.

No para oír cantar el gallo del Mio Cid todas las mañanas,

tampoco el llanto de la miseria.

Imaginar las sirenas que pernoctan en las noches con el cielo estrellado,

almas de marinos que se citan en Cofradías.

Aliviaré mi soledad con el tamboreo de la música tropical,

y con la banda sonora lamento naufrago.

Como fantasma juguetón entonaré la música de Sanoja,

entre rondas de cumbias y de gaitas.

Mi madre con sabiduría hablaba de las cosas del más allá,

los muertos dialogan y cantan sus vivencias

son lamentos que pocos perciben.

Es un lenguaje ininteligible,

el mundo de Babel.

Dos mundos que los separa el lenguaje.

Por: Manuel Guillermo Ebratt Doncell

Barranquilla, Marzo 16 de 2016