Quisiera alejarme de mí,
volar, como un ave, entre las nubes,
y ocultar mi voz en el color del ocaso
y vivir entre la esencia de este silencio;
dejando una herida impune,
pues no hay mayor martirio
que recordar momentos felices en la desgracia.
Aquí, en una noche oscura,
como para robar la inspiración
y escribir las líneas más tristes,
los versos más grises.
El vidrio del frio en mi rostro,
quebró el matiz de estos entumecidos labios;
ayer exhale mi última sonrisa,
deje que el dolor se aferrara a mis alas,
y como negare ahora que estoy llorando,
si la lagrima en mi mejilla es indeleble.
Mis labios no halagaran más
la belleza femenil,
no florecerá más
aquel alba tan luminosa,
dejando quel viento borre
todo gesto inicuo de mi soñador rostro.
Y si decidiera volver a reír,
lo hare por mí
sin borrarme la pena,
dejando espelmada mi mejilla
con aquella lagrima, antes derramada,
y aun así, escondiéndola en sonrisas mustias,
pero adornando con el estirpe de mi llanto,
el verso más gris
y el poema más triste.
cristopher antonio moraga
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23MAR11