Por tu espalda me deslizo,
suavemente te acaricio,
y mi piel se eriza al sentir,
con tus cinco sentidos,
vas recorriendo palmo a palmo,
desde mi cuello,
hasta el ombligo,
y nos dejamos seducir por la marea,
nos engañamos con el tiempo,
soy sólo tuya,
en lo largo y en lo ancho de tu cuerpo,
nos besamos sin restricciones,
soy tu humilde musa,
que por las noches te cubre de besos,
te acaria la espalda,
y bebe de tu piel hasta los huesos,
soy tu servidora,
un puñado de deseos al viento,
que quieren degustar,
lo más dulce del encuentro...