Frente a mí, una botella
de ron añejo, recordando sin cesar
su forma de reír
sus ojos cual perlas de mar
se reflejan en el pulido cristal.
La música llena el lugar
una balada de eterno soñar
cierro mis ojos,
con ella me veo bailar
de mis ojos una làgrima
quiere caer, más no dejo fluir
el dolor, que de mi alma emana
me levanto, me uno al pianista
y mi voz se une al lamento.
Silencio sepulcral, pues todos saben
que en cada estrofa, voy dejando una parte de mí.
regreso a mi rincón
tomo un largo trago, tan amargo como yo.
Lentamente me dirijo a la puerta
y ya soy sombra,
entre la niebla
de la noche.
Total tan solo soy yo.
Copyright: Jorge Tavarez