Susurros en viñetas de tebeo

Lejano horizonte aislado en las nubes
de este decoroso desván
mancipado en la soledad del viento.
Las horas se deslizan por el cuaderno
impregnando el olor de la pluma
dando forma a las lágrimas
soterradas en las ondas
de una valiosa copa de vino.
Miro la profundidad de mis manos
el laberinto de sinuosas lineas
advirtiendo el futuro
del anclado pasado,
en delirio con la atmósfera
creyendo que el disfraz que viste mi destino
son los reflejos de las estrellas.
Atrapado en las hojas
dibujando caminos en diferentes fronteras,
ríos, llanuras, cordilleras
en diferentes viñetas,
mancipando al crepúsculo
que desorienta a la luna
cuando al amanecer del primer rayo
la honestidad del alba
cabalga entre mis sueños
arraigando mi vejez diurna
en una juventud vampiresa.
Lejano horizonte aislado en las nubes
de este decoroso desván
mancipado en la soledad del viento.
Huyo del citado poema
despresando la silueta de las lágrimas
que derriban álamos
al caer sobre la cocada,
enhebrando hechizos de mar
al susurro de los labios,
contando historias al cantar
versos en los lechos
de un sueño visceral.
Vuelvo a la niñez del tebeo
a las copas de los árboles,
a la sonrisa imaginativa
pereceada en la conquista inocente.
Sumerjo hasta el vientre
lineado con los planetas
en el ciego volar de las cigüeñas
atrapado en los campanarios
de todos los pueblos en fiestas,
al punto de partida del primer latido
donde la hoz de la vida
se reencarna con el adiós
de nuestros semejantes.
Lejano horizonte aislado en las nubes
de este decoroso desván
mancipado en la soledad del viento.
Urge la necesidad del espectro
reflejado en la luz de los cometas
que colisionan con mis versos,
anidando todo tipo de metáforas
sin descuidar la tristeza
navegante da la austera soledad
que rumbo fijo serpea
entre colinas de espuma
hacía un horizonte donde la mar
deslumbre al mismo sol
que yace solitario en un lado del cielo
y se hunda en dunas de coral
esperando ser rescatado
por un amor visceral.
Deletreando a la espera de otro mundo,
recopilando voces de tregua
agasajadas en columnas de papel,
duermo al mundo al detenerse
en los segundos de la muerte
y arropo a los ojos cansados
en el cálido aliento de las manos
y duermo al viento
junto a la luz de tus parpados
donde la noche se recrea en un cuento
que duerme más allá de las nubes
donde el papel
se convierte en viento
y las estrellas en un simple tejado.