Me enamoré como un loco, de una mujer casada,
Y ella vino a ser en mi vida, la número treintitres;
Si notan ya sabía de mujeres, ya conocía el amor,
Pero con ella les juro, que de amor yo me cegué.
Cuando hablábamos a solas, muy segura me decía,
Que aquel hombre que tenia, ella nunca bien lo quiso;
Y que ahora entre mis brazos el amor ya conocía,
Y yo me deje llevar, por sus palabras de libro.
Según fue pasando el tiempo, más a ella me aferraba,
A tal razón, que a nadie, yo atendía ni escuchaba;
Ni aún a mi misma madre, que nunca ha de mentir,
Así ella me decía; cuídate hijo mío, que va a llegar a tu vida;
Una mujer con mentiras y esa te hará sufrir.
Yo me las sabía todas creyéndome sabihondo,
Y lo que fui, fue un tonto, porque por ella ofendí;
A quien nunca pude hacerlo, y una secuela de hechos,
Fueron marcando mi vida, que hasta preso me fui.
Al fin, aún yo no la culpo a ella, para mí era muy buena,
Fue mi culpa porque yo la enamoré a sabiendas que era ajena;
Y yo experiencia tenía, fue mi culpa y lo malo aquí se paga,
Y por mucho que la amé, fue tanto para nada.
Copyright "©" Derechos Reservados 2014
José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita