Me encuentro abatido en la insoportable angustia
de los largos días de resignación,
imposibles de definir.
Pensamientos ocupados por la razón de una inestabilidad rigurosa, agitada.
Un penoso desequilibrio que me oprime el alma.
Se me cae la pluma,
vuelco el tintero,
emborrono el escrito,
mi mano nerviosa moja la pluma
en la poca tinta que queda en el tintero.
Mis ojos nublados apenas pueden retener las lágrimas,
como una presa retiene el agua de un pantano.
El silencio siento dentro de mí.
Una procesión de tiempo me hace huir humillado
por la injusticia del dar por callado.
Quiero salir de este fango,
sacando pecho, pecho con agallas,
sin decir, sin dar palabras,
una línea contínua por un camino recto sin curvas que trazar, sin compadecerme,
sin presentimiento de desgracia.
Con ansias de poder difundir esta pequeña poesía
que tanto me ha hecho sufrir.
No soy nadie para dar consejos
pero hay que salir de este enorme cerco.
HAZLO.