El otro exilio.

El otro exilio tuvo el desencuentro
el irme lejos huyendo de garras asesinas,
fue la pesadilla que alineó un intento
de conocer mi interior en ideas aturdidas.
El otro exilio, aquel que he vivido
cuando el dolor congeló a mis hermanos,
pudo en Madrid el haberme permitido
conocerte viva y tomarte de las manos.
El otro exilio el que me contuvo ciertamente
fue la clave del despertar verdadero,
a fuerza de coraje quise ta profundamente
que aún extraño su mirada y su deseo.
El otro exilio terminó cuando te fuiste
y llegó el primero a congelar mis sinsabores,
el otro exilio, el de esos días que me diste
sin conocer mi pasado, sin saber de mis dolores.