No hay presentes
que el presente
mande borrar
las penas.
Alcohol, delicia
de una razón,
sin verdades ocultas.
Me arrastran,
mis desechos al
fino verdor de
una inconclusa
valentía.
Me agreden,
me buscan,
me caen
los
vándalos
artífices,
de la noche
y de cada día.
Renuncio!
les doy
por ganada la batalla,
no hay luchas
sin verdugos,
ni ganadores
sin derrotas.
Ves! que elegiste
lo incorrecto,
he vuelto a saborear
el placer de una
gota del elixir
venturoso, de
aquellos años
de locura,
ves! y ahora
que me conoces...
Salva tu pureza,
no la conviertas
en el reflejo
que esta
delante tuyo.
No hay presentes
mi presente...
es la muerte.