Triste quizás,
poco simpático, algo más amable
y hasta algo gentil.
De buenas gentes,
sencillas, honradas, menudas
y también abusadas.
De firme mirada,
noble templanza
y dulce, en horas pasadas.
Sonrisa de corazón,
no escandalosa, como sosa armonía
y siempre a la razón.
Fiel a sus principios,
negligente en sus consejos
pero no en sus deseos.
Alma apabullada
de hombre humanista,
nunca egoísta.
De darse, no mucho
solo lo que tiene:
bien poco.
De pocas palabras,
de mucho sentir,
más bien, gusta de oír.
Deseoso de amar,
tanto, como de ser amado
pero no deseado.
Dicen que tengo triste mirada,
¡hay!, no saben que mas tristes,
son los ojos que me miran.