MI RAZON ES EL AMOR

¡Ay, en los nidos de hogaño
ya no hay pájaros de antaño!
Aquellos años felices
que dejaron cicatrices
en el alma, nunca vuelven,
y los sueños se resuelven
en suspiros y en sonrisas
silenciosas como brisas
que se posan en las rosas,
en las rosas silenciosas
ocultando el desengaño.
¿Qué nos queda de peldaño?
Un sollozo y un "te extraño"
que es apenas perceptible;
y es el llanto susceptible
de trocarse en risa loca
cuando ya la miel es poca,
cuando todo nos abruma
y la vida es una espuma
que en las manos se deshace
y nada hay que te amenace
porque todo te hace daño.
Estos pasos entumidos
que decoran mis sentidos
y los muros de mi casa;
el saber que todo pasa
sin poderlo detener.
Este intenso padecer
persiguiendo la esperanza
que jamás, jamás se alcanza
sino a cambio de sufrir
y seguir, seguir, seguir
permanentemente heridos.
¡Ay, aquellos tiempos idos
entre luces y sonidos
zarandeando el esqueleto,
con tatuajes de amuleto
levantando aquellos tarros
de tequila, tan bizarros;
transportándonos a mundos
vaporosos y profundos
de elevados decibeles,
regalándole claveles
a cariños compartidos!
Ilusiones aromadas,
gentilezas trasnochadas.
Y después de largos besos,
aparentemente ilesos
regresarnos zigzagueantes
con el sello de triunfantes,
vencedores absolutos,
embriagados más que brutos
o tal vez embrutecidos;
pero siempre, siempre heridos
por fantásticas espadas.
Y los años se suceden
uno a otro. Nunca ceden
porque son intransigentes.
Para el tiempo no hay valientes.
Nadie puede detenerlo,
ni con cremas rehacerlo
ni con tintes remediarlo,
ni con redes atraparlo
ni comprarlo con dinero.
A Diciembre sigue Enero
y ay de aquellos que se queden...
A pesar de los pesares,
a los tantos avatares
sometidos como estamos,
al amor nos entregamos,
le rendimos pleitesía,
pues, tras la melancolía
que constante nos acecha
siempre queda alguna brecha
por andar que se nos abre,
donde cada quien se labre
la razón de sus andares...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC