MI SEÑOR MI ARTESANO

Tú eres mi Dios, Tú eres mi Señor,

Tú me creaste y me transformaste,

Como se transforma una vasija

en el taller del artesano cuando se rompe.

Yo era ya una vasija perdida,

Corroída por el moho,

agrietada por el vaivén de la vida,

y cada grieta marcaba mi fín.

Sentía que perdía el valor

y con él perdía el aliento,

y en medio de mi desvaría clamaba a tí,

te supliqué que el tiempo no me deteriora más.

Y Tú me oíste…

En medio de tu Taller te fijaste en mí!

Me sacudiste el polvo y lo arrojaste al fuego.

Con tus santas manos me limpiaste,

con tu pincel más fino me redibujaste,

Labraste en mí nuevos detalles,

que poco a poco llenaron mis grietas,

Finalmente me diste tu toque especial!

Me miraste y te fijaste cuánto había mejorado!

Buscaste entonces un lugar apropiado para mí,

Donde el polvo no me alcanzara,

donde el moho no me pueda corroer,

donde el vaivén de tantas manos

no me desdibujaran.

En ese lugar donde muchas otras vasijas

Deberían estar:

Aquí estoy y aquí quiero permanecer:

Junto a tu corazón por siempre Señor!