Un canto a mi tierra.

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¿Qué tiene esta Andalucía
que yo tanto lo he buscao?
Sentimiento y alegría,
corazón y desenfado.
El vino y la copla es arte,
y duende de Andalucía.
¡Bendito sea ese cante,
que quita las penas mías!
El martinete gallardo
que al compás del yunque va,
es cante duro y amargo
que a veces, hace llorar.
Pero no es triste quien canta,
pues las penas se le van,
cuando vienen las tarantas,
soleares y tonás.
La fiesta la pone el tango,
y la alegría la dan
el jubiloso fandango,
y el bonito mirabrás.
Las pintó Julio Romero
con la gracia que él les da;
a la mujer me refiero,
de Andalucía y na más.
Porque tienen tal gracejo
y un salero en el andar,
que hasta los que son más viejos,
las saben piropear.
Esta tierra siente dentro
ese sol que Dios le da,
y con agradecimiento,
sus frutos regalará.
Oro líquido hecho aceite,
y un vino que alegrará
al pesimista y al triste,
aunque de eso… poco habrá.
Dan esplendor a mi tierra
la Córdoba pinturera,
Sevilla, mi madre tierna,
y Málaga marinera.
Los olivos de Jaén
ponen sus gotas doradas,
y el mar y el cielo también,
dejan a Almería embrujada.
En mi Granada sultana,
va triste el agua, y sonora,
pues quedó el alma en la Alambra;
de Federico, que llora.
Huelva y Cádiz, casi unidas,
entonan bellos cantares,
que sirven de bienvenida
a quien por mar se acercare.
Y por eso este trovar,
a mi Andalucía lo debo,
como a madre, se ha de dar…
por criarnos tan sinceros.
Hoy le brindo este cantar,
y le grito al mundo entero;
¡¡viva Andalucía na más,
porque es la que yo quiero!!
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