Rujio el cañon olor a polvora gritos de dolor. Senti como mi piel ardia el crujido de mi hueso al piso cai toque mi pierna,dolor, dolor. Luego la nada,el dulce sueño,de mi se apodero. Desperte frente a mi un rostro de puro amor. Me dijo ya esta usted casi bien gracias hermana,ya no duele pero digame,de los otros que. Toco mi rostro,con sus suaves manos mientras en mi pecho, un crusifijo dejo. Desperte de mi letargo,mi pierna mire trate de levantarme,no pude,de nuevo su voz. No hijo, la guerra termino para usted. Un mes despues del hospital sali con muletas para andar. Atras quedo una parte de mi sabia que no podria regresar fue el final de un guerrero que armas nunca uso.
La guerra nos marca,nos deja el acre sabor amargo
de lo que un dia fui.Por la calle de la vida,
me fui un capitulo cerre.