Las Estaciones del Amor.

En espejos de agua pura navegamos el verano
sin que el mítico caer de velos fuese lo deseado
con nuestra identidad prisionera en nuestras manos
cruzamos el estío, bebiendo del cáliz consagrado.
Los vientos del invierno no alteraron la calma
con sus ráfagas heladas que fugaron sin rozarnos,
sin atenuar el sagrado fuego que nació del alma
y fue escudo impenetrable del placer de amarnos
Nuestra música fue la dulce voz de ruiseñores,
nuestra humilde casa un espacio pleno de pureza,
que segura nos alejó del pecado y sus rigores
Simplemente el ser uno, clave de grandeza
que a condenas capitales las alejo en el viento,
ser uno por tu amor y mi amor, como lo siento.