"ENCAJES Y NACAR"

 (Al Federico de los gitanos)

Esa vez el silencio,

No buscaba tus versos para

Llenar el paisaje de los olivares,

con encajes y nácar

Esa vez el silencio, oliendo a toros 

Traía bajo su manto oscuro

Un puñado de ruidos y 

En sus garras violentas.

Todo el espanto;

Quería y puso en tu pecho

Un ramo de huecos rojos, 

Por ahí se fue de golpe la vida.

Cincos dedos toscos

Dejaron mudos los caseríos 

Y los caminos. 

Dejaron gimiendo a los gitanos;

Se ufanaron del odio confeso,

Le borraron de cinco tiros

Todo el cielo a tus pinturas 

de rimas y estrofas,

Ya no mas panderos,

Ni castañuelas

Tampoco cestos

De mimbre tejido ni encajes

Que los decoren,

Ya no más Risas 

Ni miradas de niño embelesado

Silencio de palmas

Solo crepitan las 

Lenguas de fuego

En mortecinos rincones 

De Las serranías

Hay niño, niño, niño de cante jondo;

Gitano moreno,

Libre ahora de todo;

Tu muerte nos llevo tu vida

Y nos dejo en las manos

Apenas triste letanía

cantar en bajo tono

el dolor de tu partida.

Tan negra, Tan torpe,

Tan bruta, Tan ciega;

Tan maldita y hereje

La parca como siempre

Hizo a su antojo lo que  lastima.

Desde ese día, las madrugadas de Agosto 

Huelen, siempre huelen

a tu gloria.

A tu gloria y a tu muerte;

Federico!!!

  Luis Fontana