Recuérdales que se sujeten a los
gobernantes y autoridades, que
obedezcan, que estén dispuestos
a toda buena obra.
Que a nadie difamen,que no sean
pendencieros, sino amables, mostrando
toda mansedumbre para con todos los hombres.
Porque nosotros también éramos en
otro tiempo insensatos, rebeldes,
extraviados, esclavos de concupiscencias
y deleites diversos, viviendo en
malicia y envidia, aborrecibles, y
aborreciéndonos unos a otros.
Pero cuando se manifestó la bondad
de Dios nuestro Salvador, y se amor
para con los hombres, nos salvó,
no por oras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento
de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo,
el cual derramó en nosotros
abundantemente por Jesucristo
nuestro Salvador, para que
justificados por la gracia,
viniésemos a ser herederos conforme
a la esperanza de la vida eterna.
Palabra fiel es esta, y en estas cosas
quiero que insistas con firmeza, para
que los que creen en Dios procuren
ocuparse en buenas obras. Estas cosas
son buenas y útiles a los hombres.
Pero evita las cuestiones necias, y
genealogías, y contenciones, y
discusiones acerca de la ley; porque
son vanas y sin provecho.
Al hombre que cause divisiones,
después de una y otra amonestación
deséchalo, sabiendo que el tal se ha
pervertido, y peca y está condenado
por su propio juicio. TITO 3:1-11