Mi protección

Acabado el ocaso, en noche cerrada
noto el refugio de la libertad y me siento dueño de todo.
Percibo la tranquilidad de las calles
y tengo la osadía de querer ir y venir
con la imprudencia de asomarme al peligro
que como fantasma hago deambular por la vía
al que huyen los demás paseantes.
Aunque la sorpresa no se sabe por donde saldrá,
no estando a salvo en ningún momento,
me obligo a adentrarme en altas horas
y poco a poco me encuentro solo.
Descubro en ese entorno mi interior
mi peligrosa búsqueda de algo que no encontraba
saciando mi vanidad vagando libre
encontrándome en compañía con las luces
tenues que me iluminan.
Buscando la soledad, estoy protegido por cada alma
que habita en esta ciudad
y me siento amo y señor de la oscuridad
Siento mi alma contradictoriamente obligada a vivir en desamparo
con mi ser como acompañante
y con la altanería de ser único en este mundo