Bajó sin fuerzas los brazos
no podía conseguir más,
sus lágrimas escribían los trazos
en los ojos que no podía cerrar.
Obligado en la noche oscura
a un desvelo impertinente,
contemplaba ya la blancura
de astro que rompe el Oriente.
Había nacido un nuevo albor,
palabras,ninguna frase.
Inconexa su repetición,
Estúpida,engreída,sin clase.
Bajó sin fuerzas lo brazos
pues nada había conseguido,
hasta que Morfeo tendió sus lazos
para dejarle,al fin,dormido.
EL SUEÑO
Preguntó esa tarde a su vecina:
-¿De dónde venía Morfeo?
Y ella con el griego deseo
dijo:Seguro que viene de morfina.
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