Se me quedó en los labios el sabor de un te quiero,
En mis ojos el brillo de tu llanto al partir.
En mis manos el frio de tu cuerpo esa noche,
Y en mi pecho el suspiro que selló nuestro fin.
Sabía perfectamente que ya no habría un mañana.
que esa última entrega sería la del adios.
Quisimos abrigar con ella nuestras almas,
al final de un camino, que se separó en dos.
Nos pasó por la mente abrazarnos muy fuerte,
tomados de la mano, volver a comenzar.
Pero ya era muy tarde, teníamos mil heridas,
y cuando hay cicatrices, no es facil olvidar.
Errores cometidos, que ni yo me perdono,
fueron marcando el rumbo de tu infelicidad.
Y mis vanos intentos de reparar lo nuestro,
solo hicieron mas largo y duro el caminar.
Un dia llegó el momento de entibiar tus tristezas,
con el calor prohibido de una nueva ilusión.
y acabó por romperse lo que pendia de un hilo,
el respeto, la esperanza, la fe y mi corazón.
En fin, ya nada queda.Sigamos adelante.
Por caminos distintos que no queriamos ver.
Caminos separados que nunca imaginamos;
Con la amarga certeza, que atrás no han de volver.
Me llevo tu silueta que se queda en la puerta,
y un concepto sublime de quien fue mi mujer.
Nada empaña la imagen que de ti yo me llevo,
Te buscaría de nuevo, si volviera a nacer.
Si puede servir de algo, quisiera asegurarte,
que jamás en la vida volveré a amar asi.
Que mi ilusión mas grande, hoy se me ha hecho pedazos,
y era la de morirme algun dia junto a ti.