Mis defectos congénitos

Mis defectos son congénitos,

son inperfectos, lo sé,

pero a ningún ser humano 

he dañado alguna vez.

Soy terca como ninguna,

soy romántica también,

porque me inspira la Luna,

y duermo sobre un laurel.

Tengo un defecto terrible

¡y es que no sé hablar inglés!

al guapo, le digo:- ¡No! 

y a lo feo digo ¡yes.!

Todas mis imperfecciones

carecen de altivez,

pues con ellas no lacero ni

al que me quiere ofender.

No soporto la mentira,

ni la burla ni el desdén.

El respeto es mi estandarte,

y con él sigo de pie.

La calumnia la aborrezco,

porque llega a ser letal,

una historia sin contexto,

que nunca será real.

Malas son esas mujeres

que mandan a trabajar 

al marido noche y día 

¿y ellas?... ¡a reposar!

a esas yo las detesto,

y repito aquel refrán:

"Mujer metida en la casa,

cuernos vienen, cuernos van"

A todo aquel que me hiere

por envidia y con maldad,

le retiro mi palabra,

 mi consejo y la amistad.

Repelo al que se jacta 

de ser un intelectual

y a la larga se conoce,

que no sabe ni sumar.

El chisme tiene matices

que al chismoso gusta más,

porque todo lo que dice 

lo hace enorme, hasta el final .

Tengo un millón de defectos,

pero a nadie he hecho mal,

ni al pobre, ni al indigente,

ni al ido, ni al Capellán.

Doy de comer al hambriento,

aunque me quede sin pan,

abrazo al desamparado,

a un niño, a ese animal,

que le botaron de casa,

tal vez porque olía fatal.

Disfruto ver al anciano

presumiendo de su edad,

y de sus queridos hijos

que lo miman con lealtad.

Me conmueve el que camina

aunque ya no puede andar;

a el invidente que mira

sin vista el azul del Mar,

y es que en sus labios 

se posa el salitre de la sal.

Me encantan todos los perros,

pues al hombre saben amar.

Ellos te aguardan en la puerta

y sufren si alg anda mal.

Prosigo con mis defectos... 

¡No me los puedo callar!

Soy eterna enamorada 

de ese alguien que no está,

porque en un lucero habita,

por toda su eternidad.

Admiro a esos hijos buenos, 

los que saben comprender,

que el abrazo es el remedio

de la tristeza, y hace bien.

Me gusta la buena mesa,

vestir bien, y en la mitad,

de una discusión idiota,

marcharme sin decir "Bye". 

Amo las flores silvestres, 

la lluvia y el vendaval,

que me deja despeinada

y me empuja a otro lugar.

Otro defecto congénito,

que me da felicidad,

es crear poemas de ensueños

que tal vez no son verdad.

Mis defectos...¡Qué defectos!

ni los quiero recordar...¡Total!

si nadie advierte ningún defecto

real, porque todos se lo inventan

para lastimar quizás.

Lo siento, soy defectuosa, mi

gran defecto será, abandonar 

este mundo, como abandona 

el rosal, la mariposa que ansía

Volar, volar y volar.

Autor: Ivette Rosario

Enero, 2016.