Mis horas silentes

En estas horas silentes cuando ya declina el día

cuando la noche oscurece con quietud y sombra como compañía

escucho el canto de la mudez absoluta

sonido que solo yo entiendo y en el me voy envolviendo.

En esta hora callada 

donde el sabor de la tristeza mis labios amarga

donde el corazón se estanca, donde el latido se acalla

el respiro es sosegado por respeto a una lágrima.

Lágrima que sale sigilosa, con una mordaza puesta 

para aplacar el dolor de una espina que dentro lleva

en estas horas silentes donde en silencio converso

con todo cuanto tiene en sus labios puesto un sello.

Con las paredes, las puertas,

con las ventanas cerradas

y con todo el mobiliario

que hay dentro de casa.

Que silencio tan cegado,

cierro mis ojos y trato

de entrar en total contacto

con la voz de lo callado.

Es que cuando la soledad  me llena de intimidaciones

me asusta y me angustia, espanta, amedranta y ata

me sacude el temor y el desamparo absoluto

todas las palabras callan.

Y con un tono solemne suspenden ruido, resonancia, canto

por respeto a este mi pesar callado

y le ofrece con sumisión un reverente culto

a mis horas, mis silentes horas, mis horas silentes.

abril 10, 2006