Dormida en cada rasgo de mis tejidos
alma pegada al último laberinto,
energÃa de mis mundos que a su abrigo
se deshace en hebras lo que ayer
era distinto.
Mansa, al refugio de mis brazos
última ilusión de mis tantos desengaños
decirle que es mi bella, por si acaso
se olvide de mi, a través
de sus años.
Cálida, eterna, enamorada,
rosa de un agosto, que calló mis olvidos
de todas las formas, de cada mirada
de cada pétalo acústico, de cada uno
de sus contigos.
Dormida sobre el roce de mi cuerpo
dama perfecta, de mis perfectos eneros,
de cada rincón del alma...mi recuerdo!
de cada temblor inédito...mis te quiero!