Madre, este tu despojo que Dios lleve.
A mi edad ya he pasado mucha pena,
sigas sufriendo, así mi dolor ordena.
Con el sufrir, el dolor a todo se atreve.
Avanza hacia su mar, el prefijado río.
El río la ve en gotas cuando llueve.
Con ella mi tiempo fue tan breve.
Apresura la edad y justo lo mío.
El tiempo me carga en sus hombros fríos.
ahí voy, aunque no me guste el paseo.
Mama acompañarte en el viaje deseo.
Esta angustia disminuye mis bríos.
Estoy sobrio nada en mí se enajena,
viviré como Dios manda sin condena.
Antes hasta la lluvia era diferente,
la tierra ahora al estar mojada,
en mente vuelve ansia demorada,
recuerdos que aun no son distante.
Yo, una vez más miro cada gota,
cómo desaparece en mi presencia,
absorbe el suelo con indiferencia,
su necesidad, ¿será que nunca se agota?
Medito y digo: ¿son esas gotas mi día,
que consume el tiempo silenciosamente?
En vida mi madre, era diferente,
en su grata compañía todo podía.
Hasta las reflexiones se hace eterno.
Aun con crédito, me siento enfermo.