Una de mis amigas, se siente deprimida
está, como decimos, pasando un trago amargo.
No entiendo qué le pase, Señor y, sin embargo,
yo sé que Tú lo sabes. Ve, sánale su herida.
Que mi oración le alcance para que cobre vida
para que sea alegre y deje su letargo.
Si de rezar por ella se trata, yo me encargo.
Tú cuídala, Dios mío y dale lo que pida.
Yo sé que Tú lo puedes hacer. Está en tu mano
sanarla. Sólo quiero que escuches mi oración,
pues no me gusta mucho que sufra algún hermano
y sé que a Ti tampoco te da satisfacción.
No dejes pues que sea tu sacrificio en vano
aquel que por nosotros sufriste en tu Pasión.
Heriberto Bravo Bravo