A un perfume, un color,
unos ojos, una flor,
unos pasos,
una danza en el silencio;
una llovizna refrescante
en una tarde caliente.
Se despiertan los sentidos
que abostesan soñolientos.
Recuerdos que llegan a la puerta,
reclamando presencias,
acaso olvidadas, acaso muertas.
Caminos recorridos,
paisajes que han quedado prendados,
anhelos por volver a caminarlos;
deseos reprimidos y experiencias deseadas,
vuelos de ave sin alas que han quedado en la nada.
Despiertos los sentidos,
hacen eco, evocan lumbres,
añoran voces, sonrisas y esplendores.
Viejos tiempos llegan a la puerta
hacen ruido y se alejan,
dejando libre el camino para las nuevas horas
ávidas de pasos nuevos.