Oh Dios mio oye mi oración,
te ruego por favor
de mí quita la aflicción
que me causa dolor!
Resuelve mis problemas
y a tu servicio estaré,
haré todo lo que quieras
y de ti no me apartaré!
Juanito oraba todos los dias
siempre en su oración,
las mismas palabras repetía
al mirar su condición.
Él muy bien sabía
que en Dios había solución,
por eso siempre le pedia
a Dios una bendición.
Juanito a Dios se humilló:
compadecido el Señor
su plegaria contestó,
y su problema le resolvió.
Por eso en dias de reunión
a la iglesia puntual llegaba,
a Dios le dió su corazón
y feliz con Él caminaba.
Un dia menos pensado
tuvo que ser probado,
para formar su caracter
de un verdadero soldado
de Jesucristo.
A una hermosa joven conoció
en su misma congregación,
sin percatarse se enamoró
de ella con todo su corazón.
Pero todo fue una ilusión,
ella no le correspondió,
enfocado en su desepción,
a la iglesia ya no se presentó.
Ya no quiso volver
a la casa de Dios
solo por una mujer,
de su promesa se olvidó.
Dios nunca ha fallado,
Él cumple sus promesas;
Él mira con desagrado
que muchas promesas
que el hombre ha hecho
no son cumplidas.
Cuando a Dios prometas
no tardes en cumplir
porque se desagrada
de los injustos.