UNA CARTA DE DESAMOR POR AQUELLAS MUJERES QUE LO SUFRIERON

ADIOS.
Ala hora del Ángelus
he visto partir
más allá de la realidad
los sueños construidos
en la agonía de los años,
en la alegría de minutos
haciéndose pedazos en segundos,
¡y ya no puedo más!:
no soporto palabras incumplidas
no soporto visiones imperfectas
no tolero la falta de respeto
delante del que estuvo
más cerca de mi pecho.
No sé si fue tu culpa
o fue también la mía,
pero yo soy razonable
y tú estás en el aire
recorriendo el viento
de los vicios,
que no sólo deshojan
las hojas del otoño
que en primavera
podrían florecer
sino que arrastra la tierra toda
con su raíz completa
de lo que hubo
y nunca ha de volver.
Me iré de ti sin ti
paliándome mi daño
y tú te quedarás
y no saldrás del fango.
Echar a la basura
la fe del más cercano
no es la pena más grande
¡pero es tan inhumano!.
Agarrada al llanto
y arrastrada al suelo
he clamado al cielo
por tu obrar sensato
y no he podido ganarle
la partida,
para ti ha sido más fuerte
aquel instinto
que este instante de mi vida.
Por eso voy sintiéndote
al pasar de los días
cada vez más lejano.
Adiós mi amor vivido
adiós mi amor soñado
a Dios pregúntale
si estos versos escritos
son de un loco perdido
o de un ser con sentido.
Si no te da respuesta
pregúntate a tí mismo:
¿cuántas veces tu palabra
ha sido como la nada?.
Y la NADA
es lo que nos queda
para mañana.