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Poema
Categoría: Desolación

Muerte verde

Misma situación. Misma canción misma sensación mismos nervios misma sensación al mirar las teclas del ordenador con los ojos llenos de lágrimas antes de empezar a escribir antes de… empezar a sacar, antes de empezar a remover a desentrañar a escupir a vomitar… sin embargo han pasado muchos pero muchos años sin embargo en mi interior es como si no hubiera pasado ni un solo segundo.
Recuerdo miles de momentos en los que me sentí sola, vulnerable, perdida pero sobre todo sola y sin entender muy bien porque me sentía así. Recuerdo estar en aquella habitación de 2 colores que era tan larga y tan estrecha que para mí era como mi pequeña cárcel para llorar, donde al final de aquella estrecha habitación se erguía un escritorio de madera con un módulo muy alto al que apenas llegaba a la parte de arriba. Cuando podía y me dejaban estar sola conmigo misma con mis sentimientos (cosa que no ocurría con frecuencia) me sentaba en aquella silla con ruedas cogía papel y boli ya que por aquel entonces no había ordenador y antes de empezar a escribir me levantaba a comprobar una vez más a la puerta que no hubiera nadie cerca o mejor, que no hubiera nadie en casa, nadie que me viera llorar, nadie que me viera sacar mis sentimientos, ya que me hicieron ver o entender que eso no estaba bien. Una vez hecha la última comprobación podía comenzar.
Cogía el boli con tanta fuerza que podía atravesar el papel, y escribía y escribía sin apenas fijarme en lo que ponía, solo dejaba que saliera mientras lloraba y lloraba sin parar. En ese momento me sentí desgraciada todas las penas de mi vida se me juntaban e intentaba escribirlas para que dejaran de hacerme daño por dentro para que dejaran de matarme poco a poco pero no lo hacían si no que me hacían más daño, según iba escribiendo mi rabia iba en aumento mis lágrimas cada vez eran más dolorosas me quemaban la piel , apretaba las manos , los dientes y tenía que soltar el boli para hacer algo, algo que , ni siquiera me atrevo escribir, algo que nadie debería de hacer algo que escribo con lágrimas de vergüenza y dolor en la cara, . Soltaba mi boli rompía el papel donde había soltado toda la rabia y el dolor de daba la vuelta y al girarme allí estaba, el testigo de mi dolor durante mucho tiempo.
Algo tan banal como un mueble para guardar la ropa de una niña. Lo miraba mientras lloraba y me repetía en mi cabeza no lo hagas por favor, no lo hagas, pero mi raba era tan grande tan desmedida necesitaba salir escribir no era suficiente asique allí estaba yo golpeando mi brazo contra aquel mueble de aquella niña , una y otra vez, con mucho cuidado de donde me golpeaba para que los moretones no fueran visibles para mi madre, no fuera a ser que los viera y me llamara loca o decidiera humillarme con sus palabras diciéndome que eso lo hacía para llamar la atención… ella nunca habría entendido que yo tampoco quería hacerlo, pero necesitaba hacer eso para sentirme libre de lo que estaba ahogando de aquello que se supone que una niña no debe sentir, aquello que no solo sentí ese día sentada en mi escritorio si no que sentí durante años.
En ese mismo hogar una tarde cualquiera en vez de estar jugando no sé porque apenas recuerdo el contexto la verdad, recuerdo de nuevo estar en mi cuarto sentada en aquella silla con ruedas sintiendo una ansiedad que ahogaba mi respiración, volvía a sentirme sola, por aquel entonces mi abuela mi princesa ya había muerto dejándome sola y mi padre ya había decidido abandonarme sin mirar atrás… recuerdo estar frotando mis manos fuertemente muy nerviosa pensando millones de cosas en la cabeza, recuerdo que llevaba puesta una camiseta de tirantes verde y pensé …
Es posible que….
Con esta camiseta… me encuentren muerta Así lo sentía y solo era una niña que no podía más que ya llevaba demasiado a sus espaldas o que era demasiado débil para afrontar la vida o que era una cobarde o yo que se Asique como estaba sola en casa, me levante de la silla salí de mi habitación giré a la derecha y entré en la cocina, abrí un cajón y saqué un cuchillo de sierra con empuñadura de madera, recuerdo que estaba muerta de miedo pero decidida no podía más estaba… agotada.
Cruce el pasillo abrí la puerta corredera del salón y me senté en el sillón grande en un ladito.
Miré mis muñecas y pensé que el corte había que hacerlo en vertical (no recordaba donde lo había oído pero sabía que se hacía así para cortarlas bien) no podía parar de llorar y me temblaban las manos como nunca el corazón me latía a mil podía escucharlo en mis oídos recuerdo apoyar el cuchillo en mis muñecas y una voz en mi cabeza que decía HAZLO! HAZLO YA! SE ACABARÁ EL DOLOR! Pero no podía tenia tanto miedo… y de repente sonó la puerta de mi casa y tuve que coger el cuchillo rápidamente debajo de sofá y Salí de salón como si nada ocultando mi cara y me metí al baño directa a la ducha para poder tener una excusa para tener los ojos tan sumamente rojos.
Era una experta en excusas para los ojos rojos. No sé si es que era buena mintiendo o es que simplemente los de mi alrededor no se fijaban…. O quizás una mezcla de ambos. Una vez mi dolor se quedaba conmigo. Lo que si se es que esa no sería la última vez que tendría un cuchillo entre mis manos e imaginaria como sería hacerme daño con él, sabiendo lo incomprensible que suena eso, para mi cuerpo mente y espíritu es alivio.
En el pasado lo hice y tengo una cruz en el brazo que siempre me recordara de lo que soy capaz, una cruz que me produce ira, dolor, verguiza, nauseas, pena, tristeza, soledad todo me lo produce todo porque recuerdo mi cara, mi mano de niña empuñando ese cuchillo y la otra agarrada a aquel mueble de aquella niña, mordiendo mi lengua mientras con la punta del cuchillo hacia esa marca para aliviar el dolor emocional atraves del dolor físico pero nunca era suficiente. Por eso llegue a plantearme la (ni siquiera puedo escribirlo) muerte como el mejor alivio del dolor que sentía. No sé porque al final nunca fui capaz supongo que al final siempre fui una cobarde una niñata jugando con algo afilado.
Sinceramente veces pienso que ojala lo hubiera hecho y decir eso me resulta tan horrible y doloroso que nadie! Puede imaginárselo pero ya no hay marcha atrás, ahora tengo que seguir tengo que luchar ahora no me puedo rendir no voy a hacerlo ya no soy esa niña. Ahora toca recomponer esa niña rota y soltar de la mano el dolor sin hacerme daño tan solo… dejándolo ir.
Datos del Poema
  • Código: 379258
  • Fecha: 18 de Enero de 2018
  • Categoría: Desolación
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 275
  • Valoración:
Datos del Autor
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País: Sexo: Sin Datos
Fecha de alta: 28 de Marzo de 2024
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