Ven a mi, toma mi mano
suavemente, sin premura,
siente el calor de mis dedos
y el latir de mis arterias
al contemplar tu hermosura.
Ven a mi, no temas nada,
toma asiento aquí, a mi lado;
ven y olvídate del tiempo
para escuchar en silencio
que estoy de tí enamorado.
Ven y entrégame tu vida
con el ánimo confiado
de quien se sabe querida
sin reservas, sin medida,
¡como nunca te han amado!
Ven y encuentra en mi tu anhelo
largamente alimentado
en el silencio impaciente
de tu corazón ardiente,
plenamente realizado.
Ven y descubre la dicha
de este amor loco, ¡ferviente!,
funde tu alma con la mía
en la dulce sinfonia
de este amor, ¡eternamente!-