Solo una palabra tuya prodiga,
o simplemente apaga la tristeza,
de mi dolorido pecho, hecho trisa,
a raíz del corazón que mendiga.
Tu fantasma me sigue por doquier,
ser valiente deseo y olvidarte,
o siquiera, borrarte de mi mente,
¿pero podré vivir sin tu querer?
En la noche sé que me seguirá
y tus ojos me miran con acoso,
serás un sol horrendo sin ocaso.
Toda una vida maldigo la espera,
que me llegue un momento de sosiego,
y dejar de buscarte como ciego.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
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