Desde la montaña de mi alma,
contemplo su hermoso y amplio alba,
atento a fugaces ruidos,
y testigo de como el mar se remonta,
haciendo de lo suyo una obsesión encerrada en una adicción,
haciéndonos sentir vacíos,
al ver lo pequeños que somos y lo poco que podemos cambiar estando acá,
solo nos queda aprender convertir el odio en paz y la opresión en libertad, por que de no ser así,
tu infelicidad no tendrá final, y mientras en este mundo te encuentres,
ni el mas alto tendrá de ti piedad,
Lo irónico es que esto no es posible,
pero así lo sentirás, de ello te convencerás,
hasta que solo lastima puedas inspirar.