La causa que provoca mi agonía,
no tiene alguna cura conocida,
es una enfermedad indefinida,
y aqueja solamente al alma mía.
Se esconde en lo remoto de mi pecho,
para robar mis ganas y mi aliento,
e inunde ansiedad mi pensamiento,
cuando en la noche, yazgo entre mi lecho.
Descansa solo un poco en la mañana,
para rondar de nuevo por las noches,
sintiendo nuevamente sus reproches,
sin que la mire un tanto más lejana.
Galenos por montones me han tratado,
y no se encuentra nunca alguna cura,
diciendo que lo mío ya es locura,
e incluso hasta un siquiatra he visitado.
Pero yo sé muy bien, que mi dolencia,
no yace en mis neuronas, ni en mi mente,
el mal que me atormenta lentamente,
no surge ni se forma en mi conciencia.
Este dolor ingrato que me mella,
se suele originar dentro del alma,
torrente de tristeza, que la calma,
se lleva cada vez, que pienso en ella.
En ella que al marcharse me ha dejado,
con todo el corazón envuelto en llanto,
después de haberla amado, tanto y tanto,
hoy resta despertar del sueño herrado.
En ella, que a pesar de sus engaños,
no dejo de adorar furiosamente,
porque el amor tan dulce de esos años,
me enferma de su ausencia, tristemente. (2006)