Vengo del sur...

Vengo del sur de este Bío-bío que en silencio recibe las lágrimas, esos sueños inconclusos que al paso de los años arrastran sus faenas.
Vengo del sur lluvioso con olor a mar citadino, a esas gaviotas extraviadas, que emprenden imaginarios vuelo para traerme noticias.
Una hoja de Ceibo que duerme en el patio de mi casa, una flor de Jamaica que dulcemente cimbra sus colores y pasa flotando libre, en pos de su propio camino donde varar.
Así soy caminante de rutas ya transitadas, que no me llevan hasta tu casa, si no lejos de tu corazón. Porque bien sabes soy pobre como gaviota y triste como boina olvidada en caluroso verano, y dulce como la caricia de una flor de cerezo cuando te roza.
Así sin tapujos fui siempre en tus alamedas y por no saber mentir, ni mentirte, perdí de andar un poco más a tu vera, en tus anillos de saturno, en tu planeta de principito tierno.
Pudo más la cobra, el ciempiés, el lobo, el zorro con su astucia, de ella carezco desde siempre. No sé otra forma de mirarte, que mirarte a los ojos y a través de tus gestos adivinar tus ausencias, tus silencios eternos y desnudarme un cachito del alma, para dejarla colgada en tu árbol de misterios y no revestirme de otra piel. No sé ser gata, ni unicornio, ni reina de tablero de ajedrez, ni venusina, ni marciana , ni telúrica. Simplemente ante tus ojos me reconozco, entera, de una sola pieza como salida del mismo barro, de la misma agua, pendiendo del mismo hilo de titáneo, que aunque delgado, me une a ti con fuerza. Y a pesar de no ser lobo, ciempiés, cobra, zorro, porque solo tengo para ti, una palabra guardada, cuyo verbo enaltece a ratos y en otras tardes nos vuelve solitariamente a la calma, sigo esperándote para que al final del camino igual que aquella rosa del principito, se reencuentren, en la pureza que les queda en el alma y una vez más me devuelvas ese cachito que dejé contigo aquel día.
Be Bj
©Bianca_estella