Que derroche utilizar una hoja en blanco
cuando de ese color está, igual, mi mente
y retuerzo las ideas en mi frente
para que salga un poema cojo o manco.
Que despilfarro atroz, es siempre el mío,
cuando utilizo la tarde para esto
la mañana o la noche, en el funesto
intento de rimar mi vano albedrío.
Mas es cierto que ansío unos votos
una palabra amable, un comentario,
que me conecto y atisbo a diario
mil sueños cromados y mis sueños rotos.
Pero no, no he de perder nunca el norte
ni olvidar que soy mediocre, en absoluto,
mi ego, de no gastarlo, está impoluto.
No es bueno que el orgullo me reconforte.