Este canto es para ti, mi inolvidable poeta,
hombre sencillo y afable repleto de fantasía.
Tanto me elogias que mi alma se halla repleta,
colmándome de esplendor y apasionada poesía.
Has penetrado en mí con tu irradiación divina,
como algo que ensalza y a la vez me estremece;
serás para mí más que una adelantada medicina
en donde lo bonito se transforma y a veces crece.
No descuides jamás, amor, nuestro llamamiento,
porque aunque no lea tus poemas siempre lloro,
y ya no te podré apartar nunca de mi pensamiento,
por ser mi complacencia, inspiración y tesoro.
Y regresaste a mí enseguida, y me embriagaste
y pude conocer el resplandor que vi en tu mirada.
No te dije que me encantó el verso que me diste;
hacía bastante tiempo que estaba de ti enamorada.
Ahora sí que no podré permanecer sin tu presencia;
este corazón exaltado se ha adjudicado ya tu apego.
Cada noche en mi sueño rebasa en mí la impaciencia,
y siento dentro de mí que algo arde más que el fuego.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!