La noche tiene algo especial,
esos programas de la tele a las 3 de la mañana
son maravillosos,
gente que te soluciona tus problemas y te adivina el futuro
con tan solo hacer una llamada con un coste módico,
productos increíbles para hacer tu cuerpo perfecto,
para mantenerte milagrosamente joven,
para facilitarte el trabajo en la cocina,
un concurso en el que una pelotita gira en una ruleta
hasta ir a parar a un numerito,
puedes hacerte rico sin trampa ni cartón
¿A qué esperas?
Creo que estás totalmente loco sino llamas. . .
La calle es otro universo,
farolas encendidas para no iluminar a nadie,
porque por aquí,
en este pueblo que se cree ciudad por tener no sé cuantos habitantes,
nadie en su sano juicio escogería por propia decisión
estar la madrugada de un miércoles de finales de noviembre en la calle,
el frío hace que las cucarachas estén escondidas.
La mayoría duerme ya,
me pregunto que estarán soñando,
si sus problemas los acompañan hasta donde parecen casi inmunes,
si son conscientes de la fortuna de su comodidad,
si aman,
o si odian,
si saben aprobechar el cálido descanso
al menos hasta que vuelva a sonar la alarma. . .
Yo,como uno de esos números que salen en el telediario,
un dato que les encanta ofrecer
(creo que somos ya casi 6 millones en mi "gran patria"),
dedico estas horas extras exclusivamente a mí tranquila soledad,
a disfrutar con unos auriculares puestos y buena música,
cerrar los ojos mientras fumo y me invaden esos sonidos,
es brutal,
me dedico a leer,
me dedico a escribir si se da el caso,
me dedico a lo que me da la gana dentro de mi cueva.
La noche es encanto,
es el lugar donde este lobo se encuentra así mismo,
el momento idóneo para la reflexión,
el momento de la calma,
el momento en el que a pesar de las adversidades
puedes ser lo que quieras ser,
el momento donde todo cobra sentido,
o todo lo pierde,
lo mismo da.
Antes de dormir doy a luz a pensamientos
que se debaten entre la demencia y la coherencia,
tiene su semejanza al mundo en sí mismo,
la televisión,
la calle,
la gente,
los animales,
la vida,
un sol que ilumina otra parte del planeta,
una luna y estrellas que se muestran indiferentes en esta parte,
todo bajo un mismo cielo,
todo gobernado por la exactitud del azar.