Acto primero: Transfiguración.
...de aquellas reliquias de aquellos huecos oquedales
de espesos vacíos donde suenan cadenas del alma...
En las ascuas dormidas de un abecedario tardío
y aquello no osa pronunciarse...
Un eco inundado y el fuego arde apagado...
En la nocturnidad amparada del miedo
en una batalla perdida de un infanticidio neutral...
Acto segundo: Ofelia ofendida.
Tras el golpe, tras la certeza de la sangre...
La defensa inapropiada, el uso calculado de la violencia...
La lejía, el agua sucia casi negra
y la ira que desata un odio reprimido...
La tarde placida da a lugar a una noche limpia
y en el hogar cuando todo parece tranquilo
cuando el cuchillo afilado vuelve a su sitio
y en la bañera yace el cadáver de un hombre tranquilo...
Acto tercero: Un final desesperado.
Del hueco sordo de unos pasos sobre la alfombra,
en el destierro inútil donde la angustia cede paso a la locura...
Cuando despertar es destruir las esperanzas y
la vida rota parpadea en el vuelo oblicuo de las moscas...
el teléfono descolgado, la ventana abierta y
el flujo del aire que mece las cortinas...
Sirenas de ambulancia como lejanas ballenas que piden auxilio...
Es demasiado tarde para un final desesperado...
Fin.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!