Dos sonetos a la flor

La flor se encuentra en todos los velorios,
en todos los jardines y los huertos.
Adorna los lugares de los muertos
y llena de color los sanatorios.
Es propia de los versos amatorios;
Admira verla en sitios tan inciertos,
pues llega a florecer en los desiertos
igual que en los pantanos. Los tenorios
las usan de regalo en sus conquistas.
Decoran los santuarios, los altares,
la blonda cabellera de la amada,
los antros, oficinas y autopistas,
borrachas de pasión hasta en los bares,
bañándose de luz en la alborada.
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La flor se encuentra en todos los velorios,
su gracia como incienso se derrama.
A veces como luz es una llama
de intensos y aromados repertorios.
No falta en los saraos, los jolgorios,
las blusas, los vestidos, la pijama,
las sábanas, cortinas, en la cama
y aún en los collares de abalorios.
¿Y quién dará una flor cuando se muera
la nívea y estrellada Margarita?
¿habrá para ella algún alma piadosa?
¿Será que exista un alma bondadosa
que ofrezca alguna flor si se marchita
la fresca y aromada primavera?
Heriberto Bravo Bravo SS.CC