Navidad eterna...

Una luz alada y destellos del Naciente
asoman inasibles sobre el ocaso vano
que diluye su oscuridad en el poniente
por fuerza de Dios en su piadosa mano.
El dolor de Maria, ese que quiebra el alma
se expande en lagrimas de sangre sin olvido
y genera en espíritus de acero, nueva calma
por el halito celestial que nunca fue perdido
A la externa mentira de banalidad y pecado
se opone un naciente niño, aurora de la Gloria
en su Natividad inexorable, que invade lo negado
con fuerza vital, que nació antes que la historia
Desde un polo al otro del planeta tierra
legiones de ángeles esparcen el secular legado
que atenúa el dolor que este mundo encierra
en su guerra ancestral contra el letal pecado
Nace iterativo el hijo del Dios del Universo
que ama profético sin razón y sin mesura
llenando de gozo al ateo y mas al converso
que ahora desplegan velas en aguas de dulzura