Alma de otoño
Se ha instalado en mi alma
sin compasión alguna, el otoño,
trayendo de la mano la gama
de sus grises, que me abruma.
Tímida asoma con colosal reparo
una que otra rama, cuyos ocres
lánguidos comparo, con débiles
destellos de la llama, que con furor ardía.
Ya no ofrecen los rosales, su color ni su belleza,
ya no inundan los aromas, con dulzura
como néctares carnales, consumidos
sin temores, sin recelos, con locura.
Al cumplir su nuevo ciclo la natura,
el verde follaje con retoños nacerá,
y volverá mi interior a vivir esa aventura,
que a través de los años, en mi perdurará. ® Susana Valenzuela