Lector que no desdeñas mi verso

Lector que mi verso no desdeñas
ni me lees con prejuicio,
que conmigo compartes tus sueños
sin mostrarte nunca altivo,
hay algo de mí que en tu ser resuena
aunque ignores el motivo.
Lector que no desprecias mi sentir,
te imagino cerca mío
cuando lees las palabras
que con esmero cultivo
y se completan mis ansias
en un poema sentido.
Lo que vive en mi interior
alcanza un vuelo furtivo.
Siento que un círculo se cierra,
que se perfecciona el vínculo.
Y mi voz con tu voz
se consuelan al unísono
si a mi portal es que accedes,
yo te concedo permiso.
Así te imagino leyendo
aquello que con ilusión escribo
y pronunciando en voz baja
tristes versos de amor
que con candidez recopilo.
Lector que mi verso no desprecias,
que mi sentir no desdeñas,
en versos brindo mi ilusión
y también de la tuya vivo,
porque sé que estás allí,
porque siento tu latido,
más allá de las palabras,
percibo un corazón amigo.
Entonces es dulce, es bueno saber
que vas desandando el olvido,
que no me juzgas menor,
que eres clemente conmigo,
que ser poeta es mi afición,
y que quiero compartirlo.
Si los guardo en mi interior
estos versos
se marchitan sin destino.
Los escribo con fruición,
con humilde vocación,
sin pretención ni divismo.
Entonces es dulce, es bueno saber
que algo de mí en tu ser resuena,
acaso algo de mí va contigo,
porque el espacio no cuenta,
¡porque se abrevia el abismo!
Lo que vive en mi interior
alcanza un vuelo furtivo.
Y siento que un círculo se cierra,
que se perfecciona el vínculo.
Que de mi alma a tu alma,
¡OH, Lector que no desdeñas mi verso!
el recorrido es ínfimo. Nadia Estelaniz