La llama de unos ojos vivos

No sé hasta cuándo podrás contener
El fulgor de tu mirada
Tan dulce y apasionada
Sobre la aridez de mi corazón,
Ávido del alma cautivadora
De suaves caricias a todas horas.
Yo que no había sacado el tiempo
Para cosas ajenas a mis estudios,
Sin emociones ni sentimientos,
Toda una página abierta aun con sus frutos.
Hoy a veinte años de una vida,
Tan sólo con la fuerza de una mirada,
Ha hecho vibrar toda mi alma.
Yo que sólo había sentido
Ilusiones apagadas,
Cobardemente justificadas
Morían sin haber vivido.
Una ilusión en agonía
Como un fuego casi extinguido
Revive con pasión encendida
Por la llama de unos ojos vivos.