Sueña, princesa mía, tras de las celosías
de céfiro adornadas y de ternura clara,
en las oscuras noches del alma sueña para
que dancen a tu lado las bellas fantasías.
Eleva tu mirada de luz todos los días
hacia los altos cielos y la región más rara
y deja que tus ojos se cierren en tu cara
e invoquen a los dioses de tus mitologías.
Sueña, sueña princesa, que es tan bello soñar
que en la raíz de todas nuestras adquisiciones
hay siempre un gran suspiro, perturbador, risueño,
y un mar en donde a gusto podemos navegar
sin brújula, sin rumbo, como las emociones
que siento cuando pienso que soy tu amado dueño.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC