Mi visión se retorció en dolores,
Cuando al verte pendiente te creí muerta,
Sólo dolor y rabia,
Por tú acto consumado,
Que me intenta e ser postergado,
En decisiones ya tomadas,
Que cruel y cobarde utilizas,
Métodos tan infames,
Que martirizan el alma,
De cualquier humano,
Y fue por eso que a mi propia mano,
Le toco bajarte de aquel árbol.
No creas que la vida cambia,
Sometiendo a mi alma viva,
Tú proceder sólo me aviva,
El fuego interior que hoy existe,
No logras retenerme con lo que hiciste,
Sólo demoras mi partida,
Más vale aceptar hubieses,
Aquel día que te dije me perdías,
Y haber secado mis lágrimas,
Con besos y alegría,
Sin embargo con cruel ironía,
Me dijiste “vete”,
Creyendo que no lo haría.
Me toco tenerte en mis brazos,
Para saber si estabas viva,
Controlar tú pulso y si respirabas,
Quitar de tú cuello la soga,
Aquella de la cual pendías,
Ya pasaron los días,
Pero la imagen no se borra,
Me daña al llegar la noche,
Al abrazarte cuando estas dormida,
Porque pude salvarte,
Salvarte la vida,
Pero lo que tú no sabes,
Es que mi amor quedo colgando,
Por salvarte a ti,
El tuvo una triste agonía.