Aunque muera en el intento

El amor me cegó y reconozco
no haber hecho correcta evaluación,
de nosotros como pareja,
no nos dimos el tiempo necesario
para conocernos lo suficiente,
yo creía fervientemente
en tu integridad, creí estar seguro
de tu lealtad y tu fidelidad.
Pronto me di cuenta que no era así
pero dejé que todo se me resbalara,
no se, si por temor a un desengaño
o por temor de mi reacción
y consecuentemente mi soledad.
Pero al paso de los años
la realidad se hizo presente,
mi autoestima se fue al suelo,
no se, si por tu total indiferencia
por tu despego, por tus venganzas,
o simplemente si al casarnos,
nos equivocamos los dos.
Haré un nuevo intento
por sobreponerme a mis miedos,
a esta falta de seguridad
que me atormenta,
y que hace muchos años
tontamente deposité en ti.
hoy, estoy tan solo
como lo están los muertos
en el camposanto,
ya solo soy un estorbo en tu vida,
el supuesto amor que me tenias
se evaporó como gota de agua en el desierto
cuando mi economía se deterioró.
Continuaré sin tu compañía,
buscando alcanzar mis ideales
Sin noches de inquietud,
sin sospechas fundadas
sin escuchar mas de tus labios
proclamas de pureza que nunca creí,
sin escuchar mas de tus labios,
forzados “te quiero”.
Prefiero continuar en soledad,
con ausencia de caricias, pues
mi corazón ya no resiste mas tu hipocresía,
y aunque me cueste la vida
haré un intento de vivir sin ti.
Continuaremos mi alma y yo solos,
porque aunque vivíamos bajo el mismo techo
solo compartías conmigo, tus enojos,
tus reclamos, tus frustraciones,
aprendí ante tu arrogante indiferencia,
a escuchar con gusto los sonidos del silencio
No quiero ver más, tus lágrimas mentirosas
o tus falsas sonrisas,
el destrozo que causaste a mi vida
con tus continuos desdenes,
dio por resultado muchos días de tristeza
Recuerda que mi amor por ti, fue sincero,
a pesar de las fallas que hubiese yo cometido,
en cambio tú, siempre rencorosa y revanchista,
me cambiaste por alguien sin valor,
como quien cambia oro por basura.
Deseo encuentres felicidad en otros brazos
y no sientas necesidad de mí, porque siempre
que me necesitaste, siempre estuve, no sea
que algún día me busques y ya no esté
disponible para ti. Gualberto Alcántara Olalde