Sus pupilas desiertas y apagadas,
los ojos están más triste que nunca,
es reflejo de la esperanza trunca,
paseos de gotas amargas reiteradas.
Esta sin luz sus pupilas ahogadas,
sin ilusión su vida ya se aplaca,
el llanto quedo su rostro destaca,
gotas saladas esconde sus miradas.
Sus mejillas ahora son rio sediento,
desoladas como llano al viento,
el corazón vacio palpita perdido,
no hay forma de salir del desvarío.
En la escena hay desolación y frío,
en la triste orfandad se ha perdido. Autor: Alcibíades Noceda Medina